Vuelta a la rutina, se acabaron las celebraciones navideñas, en las que además de disfrutar con la familia, hemos podido hacer una escapada a Sevilla. Tenía muchas ganas de conocer esta ciudad, ya me había quedado con las ganas 2 veces, una en un viaje por trabajo, que se complicó y no me permitió ni darme una vuelta por la ciudad y la segunda por un tema familiar que nos obligó a anular la reserva de hotel que ya teníamos.
Este año sí pudo ser y el tiempo nos ha acompañado, hemos disfrutado un montón y hemos pateado la ciudad. El papi localizó un hotel en pleno centro de Sevilla, una habitación familiar, una cama grande y un par de literas para los peques, con desayuno incluido, nos da una pereza horrorosa el tener que buscar dónde desayunar recién levantados.
Cogimos también una visita guiada a la Catedral, Giralda y Alcázar, para evitar hacer colas y además que les sirviera también a nuestros hijos de clase de arte e historia, siempre se aprende más mientras ves y paseas por un edificio con tanta historia, que en clase, oyendo al profesor.
El resto del tiempo nos organizamos por nuestra cuenta, descubrimos un restaurante familiar en Triana, con menú a un precio muy asequible, raciones también normales, odio lo de desperdiciar comida, pero tampoco es cosa de salir rodando, según mi hijo el problema era decir qué elegir, porque todo estaba muy rico.
Este sería el resumen de nuestras mini-vacaciones:
DIA 1
Aprovechamos para hacer una parada en Cáceres, conocer un poco la ciudad y comer, se asemeja mucho a Segovia, cuestas, calles empedradas, casas con blasones, además, al ser navidad pudimos disfrutar de un belén hecho con muñecos de Playmobil y una exposición de belenes del mundo.
A media tarde llegamos al hotel en Sevilla y dimos un paseo por los alrededores para situarnos un poco.
DIA 2
Paseo por Sevilla, Plaza de España, foto en los azulejos con el nombre de nuestra ciudad y visita al Acuario. Nos habían recomendado un restaurante, pero estaba cerrado, aunque encontramos otro restaurante al lado, al que fuimos el resto de días, porque tenían un menú muy amplio y el precio estaba fenomenal. Por la tarde, paseo en barco por el Guadalquivir y acabamos el día en los carruseles de Navidad. Mis hijos descubrieron que los churros en Sevilla saben diferentes a los de aquí y no les gustaron.
DIA 3
Era cuando teníamos contratada la visita guiada a la Catedral, la Giralda y el Alcázar, después de comer fuimos a ver el Cristo los Gitanos, el Palacio de Dueñas y acabamos la tarde en el Museo de las Ilusiones, lo mejor del viaje según mi hija.
DIA 4
Como el papi se había hecho daño en un tobillo al dar un tropezón, la idea era caminar lo menos posible, visitamos el museo de Bellas Artes y el museo de Ciencias Naturales, la pena es que al ser víspera de Reyes el planetario no abría. Después de comer nos fuimos en autobús a la Basílica de la Macarena y allí nos pilló la cabalgata de los Reyes Magos, que fuimos esquivando hasta volver al hotel. Nos sorprendió mucho la cantidad de caramelos tirados por las calles, era un alfombra pastosa de azúcar pegajosa, me costó un montón luego limpiar las suelas de los playeros...con agua caliente conseguí deshacer esa pasta pringosa que llevábamos. Una pena el desperdicio y el gasto en caramelos, ¿para qué los tiran si no los coge nadie?
DIA 5
Salida del hotel y de vuelta para casa, paramos en Mérida para comer y conocer un poco la ciudad, pero al ser el día de Reyes, estaban todos los monumentos cerrados y nos quedamos con las ganas sobre todo de ver el Teatro Romano, aún así dimos un paseo. Tenemos visita pendiente.