Septiembre se ha pasado en un suspiro, con un poco de todo, boda incluida y más teniendo en cuenta que era la primera vez que dormíamos separados del peque. El resumen del finde de boda podría ser: inolvidable, sensible, divertido, internacional ... y agotada! pero claro, mi dolor de garganta del viernes = dolor de garganta + afonía + congestión nasal ... un lujo de lunes, si es que ya no tenemos edad para ir de marcha!
Definitivamente se acabó el buen tiempo, fue guardar mis super chulos zapatos de la boda y tener que sacar las botas y estoy a punto de necesitar mis jersyes de cuello alto...sí, parece que otro año más llegó el otoño. Otros años la sensación de tristeza porque se acababa el verano no aparecía porque estaba la ilusión de planear la salida de compras con mis amigas y la cena de cumpleaños. Pero este año no me apetece cumplir años... mi chico grande se ha quedado sin trabajo, no es que nos vaya a afectar en la economía de la casa, pero nos volverá la vida del revés.
Él hace lo que puede, pero no le enseñaron a manejarse entre cazuelas, lavadora, plancha, aspirador y demás artilugios domésticos, por lo que los resultados no suelen ser óptimos para mí que soy "doña-perfecta" lo cual desencadena en alguna que otra discusión.
Además mi chico grande se merece ya de una vez un trabajo estable, con el que poder hacer planes de futuro y sentirse un poco tranquilo.
Eso si, como no podía ser de otra manera tenía que coincidir con la operación de la yaya, que parece que no es nada, pero no sé...mi sexto sentido se ha activado, espero equivocarme.
Y como las desgracias nunca vienen solas y no hay dos sin tres, pues para rematar el comienzo de otoño ... el cáncer de mi primo se ha agrabado, al final no fue el día de mi cumpleaños, pero perdió la batalla sólo tres días después, mierda de vida... con la cantidad de impresentables que hay en el mundo, no es justo que esto le pase a un padre de familia, ¿dónde se reclaman estas cosas?
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