Desde que empezó el horario de verano, madrugo más, duermo menos, pero el tiempo me cunde parecido...eso sí, casi todos los días tengo un ratito de siesta, por supuesto con mi pequeña en la teta cual pegatina y después cuando ya no pega tanto el sol, nos vamos a la piscina.
El mayor ha perdido el miedo a meter la cabeza en el agua y el papi le ha enseñado a bucear, ya se va defenciendo sólo, sin manguitos, ni nada (que son cosas de pequeños ;-) ) donde no hace pie, así que pasa más tiempo en la piscina grande que en la pequeña.
La princesa sigue sin controlar lo de caminar sola, pero se apaña de maravilla, me agarra un dedito con cada mano y se lanza a caminar, me fascina la capacidad que tiene para sentirse segura agarrada a mis manos, no tiene miedo a lanzarse a la piscina o a meterse en el mar, nos ha salido sirena y la encanta estar a remojo, ya sea en el agua calentita de la bañera o en el agua fria de la piscina o de la playa. Tenemos que tener mucho cuidado porque se mete directamente, ella no distingue si es la piscina pequeña o la grande y si ve a su hermano en la grande y va caminando cerca, allá que quiere ella meterse también. Cuando se cansa del agua o de recorrerse la piscina, lloriquea y al cogerla en brazos, me baja la parte de arriba del bikini, es su rato de "merienda" así que nos sentamos en la toalla, y ella se pone a merendar en mi teta, da gusto porque la gente es bastante respetuosa, alguno me ha mirado un poco así, pero los comentarios siempre han sido favorables... "ahí es donde mejor está", "mira que bien" o el mejor de todos, ayer, una vecina de mis padres, que me dijo "que recuerdos me trae veros así a las dos", ella dió teta a su hijo hasta los 4 años.
Está siendo un verano un poco raro, con rutinas diferentes a otros veranos, papá está en casa, así que cuando me levanto tengo la casa en silencio para mí sola, desayunar tranquilamente es algo que echaré probablemente de menos en invierno, cuando me marcho a trabajar aún no se han levantado, ni el papi ni los peques, dejo todo preparado para ellos, las tazas del desayuno, la mochila con el almuerzo para las horas de campamento de mi niño, la ropa para los niños...que al papi lo de combiar colores, camisetas, pantalones, bodys no se le da...hay días que hasta dejo puesta una lavadora o hago el segundo plato, parece mentira lo que cunde el tiempo cuando no tengo a la nena en brazos y al mayor con la cantinela: "mami, mira, mami, mira...".
La semana pasada decidimos que el sábado iríamos a la playa, al final salimos un poco más tarde de lo que teníamos planeado, pero bueno, lo normal con 2 peques. La nena aguantó tranquila en la sillita media hora...no había manera de entretenerla con nada, ni juguetes, ni muñecos, ni música, ni canciones, ni jugar con su hermano ... al final no sé ni como, me puse de tal manera que podía tomar teta en la sillita, acabé con dolor de espalda, pero por lo menos dejó de llorar. He descubierto que lo que no la gusta realemente es ir atada en la sillita, no el hecho de ir el coche, que paciencia
El día nos dió un poco de todo...los niños disfrutaron un montón, con el agua, la arena, las olas, el mayor comió muy bien, así que ganó un helado y dar de comer a la nena no fue tan malo como lo había imaginado, nos echamos una pequeña siestecita, pero la niña al despertarse, la dió la tos y ... vomitó :-(
Por la tarde sólo se metieron los hombres de la casa, yo me quedé en la arena con la nena y de repente se puso a llover, así que recogimos rápidamente y un poco antes de lo previsto pusimos rumbo a casa. Esta vez los lloros empezaron casi al meterla en el coche...la puse en la teta y en 5 minutos se durmió, con lo que el viaje de regreso fue muy tranquilo con los 2 niños dormidos en sus sillas.
Creo que nos animaremos a ir otra vez a la playa este verano.
1 comentario :
A mí me pasa lo mismo. Me despierto la primera y dejo preparadas las cosas de los niños, pero no me da tiempo a nada porque madrugo mucho y me levanto con el tiempo justo.
Qué bonito día de playa aunque acabara pasado por agua. Desde luego las madres hacemos lo imposible por nuestros hijos aunque nos vaya la espalda en ello.
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