Ayer fue San Joaquín y Santa Ana, día de los abuelos, en mi caso fue un día caótico, de nervios y cierta angustia, pero eso ya es tema para otro post y no tuve tiempo para escribir nada de los abuelos.
Desgraciadamente no tengo conmigo ya a mis queridísimos abuelos, Isabela y Felipe, fueron una parte muy importante de mi vida y no puedo imaginarla sin haberlos tenido a mi lado, día a día, ya que vivíamos todos en la misma casa. No conocieron a mi hijo, pero en mis sueños, al menos mi abuela sí ha cuidado de él mientras mi madre y yo íbamos de compras, ¡qué cosas más maravillosas se sueñan!
Ahora son mis padres los que han tomado ese relevo generacional con nuestro hijo y debo decir que teniendo ese espejo en el que mirarse, son los mejores abuelos que hubiera podido desear para él. Mi peque los bautizó desde que empezó a balbucear, son y serán ya siempre Tatá y Teté, aunque mi hijo aclara a todo el que lo escucha que son sus abuelos.
Le han cambiado más pañales y le han dado más biberones que yo y seguramente más de los que me cambiaron y me dieron a mí. Ambos se preocupan por él, le cuidan, le enseñan, pero sobre todo le quieren. Mi hijo es feliz sabiendo que va a pasar la tarde con ellos, que va a comer con ellos o que van a venir a nuestra casa, simplemente los adora.
No sé como nos hubieramos organizado sin ellos, desde el principio por encima de todas sus obligaciones y responsabilidades pusieron a nuestro pequeño, bastaba una llamada: "mamá, el niño se ha levantado con fiebre..." para que todo en su agenda se borrara y se ocuparan de él.
No sé expresar con palabras lo que siento por ellos, lo que les quiero, lo que les necesito en mi vida para tener su consejo, su compañía, su ayuda ... me estoy emocionando al escribir todo esto, creo que voy a dejar que repose, como un buen guiso, antes de seguir.
2 comentarios :
Yo solo conocí a mi abuela materna, murió cuando tenía 8 años, y la recordaré siempre porque fue alguien muy especial para mí.
Yo siempre he pensado que es mi ángel de la guarda, y que está conmigo, allanándome el camino. Teníamos una relación muy especial.
Ahora veo a mi hija con cualquiera de sus cuatro abuelos, cómo juega con ellos, cómo se quieren, y no puedo evitar emocionarme también, porque para ella es un grandísimo regalo que no tiene precio.
Mira, al final has conseguido que yo también me emocione.
Muchas gracias Paula por tu comentario. Yo también pienso que nos cuidan y protegen.
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