Mis tesoros

Lilypie Kids Birthday tickers
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lunes, 8 de abril de 2013

A punto de estallar

Cuando parecía que la calma volvía a reinar en nuestro hogar, los virus habían sido desterrados y las vacaciones de los peques tocaban a su fin, cuando estaba a punto de empezar la semana con la vuelta a la rutina, las prisas para no llegar tarde y el desayuno eterno del niño, ¡cayó la bomba!

El domingo volvíamos a casa para comer y mi padre apareció de repente todo acelerado, que había llamado su cuñado, que su madre no cogía el tfno, ni abría la puerta y que ellos no podían abrir tampoco...que se marchaba corriendo, que le venía a recoger mi hermano con la herramienta para desatrancar la puerta. Mi marido no salía de su asombro, no entendía que llamaran a mi padre, en lugar de a un cerrajero y al 112 o a la policía, la explicación es fácil, demasiado fácil, mi padre no les va a cobrar dinero y si se rompe la cerradura se encarga de poner otra, un cerrajero y encima en domingo cuesta una pasta.

Un inciso, aclarar que a la madre de mi padre no la considero mi abuela desde el día en que cuando a mi padre le quemaron su empresa, le echaron encima la culpa de las casas ilegales que se quemaron al lado y a punto estuvieron de meterlo en la cárcel por responsabilidad civil, (afortunadamente el juez estableció que "no había riesgo de fuga"), ella y su marido dijeron que "no querían problemas" y les dio igual la suerte que corriera su hijo, que en aquel momento tenía 2 niños pequeños, mi hermano y yo. Aquellos días se grabaron en mi memoria de niña de 12 años y no se han borrado, desgraciadamente puedo relatar hasta conversaciones palabra por palabra y aunque trataron de mantenerme al margen, no lo consiguieron del todo. Igual trato recibimos por parte de sus dos hermanas, una de ellas para más inri, monja, ¡que menuda caridad cristiana la que se gasta la susodicha!

Años más tarde, hace unos 20 aproximadamente, el banco nos jugó una mala pasada y a cuenta de los créditos con los que salimos adelante de toda aquella desgracia a punto estuvimos de perder nuestra casa, mis abuelos, ya nada podían darnos, puesto que hasta su casa le dieron a mi madre, una vez más buenos amigos de mis padres estuvieron al quite. Yo en mis inocentes 16, casi 17 años decidí ir a ver a los padres de mi padre, a darles la oportunidad de ayudarnos, no podía creerme que se mantuvieran al margen por elección propia. De camino a su casa soñaba con volver con un cheque en la mano con el que arreglar los problemas de mis padres, ¡ilusa de mí!

La historia se repitió, esta vez siendo yo la protagonista, ellos no querían problemas, eran mayores...y ya estaban mis abuelos para ayudarnos, además "le hemos dejado dinero a tu tío para comprarse el piso nuevo" esa fue la respuesta que salió de labios de ella ... o sea, que para que el hermano pequeño se comprara un piso nuevo en el centro sí eran sus padres y para levantar el negocio de mi padre tras una desgracia no lo eran. Salí de allí, dolida, humillada...y resuelta a borrarlos de mi vida. Nadie se enteró de esta visita, yo no se lo conté hasta pasados muchos años a mi madre, ella por su parte no sé si se lo contó a alguna de las hermanas de mi padre, pero lo que sí sé es que nadie de esa familia se preocupó de si seguíamos teniendo un techo sobre nuestras cabezas.

Desafortunadamente en estos años no he conseguido olvidarme de ellos, o más bien no me han dejado hacerlo, mi padre los perdonó, volvió a visitarlos y a tener cierto tipo de relación, la situación había cambiado, nosotros ya no los necesitábamos y ellos a él sí, periodicamente llamaban para pedir ayuda, que los lleve al médico, que sus otros hijos estaban ocupados. Eso sí, no supe de ellos cuando a mi padre hubo que operarle del corazón o cuando mi hermano estuvo a punto de quedarse tetrapléjico, (eso ya lo conté aquí), ahí no eran familia... hasta pretendieron cuando su padre tuvo neumonía que pasara alguna noche en el hospital, ahí ya me planté, una persona con todas las patologías de mi padre no iba  a pasar ninguna noche en el hospital con un enfermo con neumonía. Tras aquella conversación con la hermana monja de mi padre tuvimos otro periodo de tranquilidad o quizá simplemente no nos necesitaron.

Después del mega-inciso...

El domingo mi indignacion iba en aumento según avanzaba el reloj, llegaron a las 5 a comer a casa, la señora había atrancado las dos cerraduras y estaba caida en el suelo con una brecha en la cabeza y la cadera rota, algo por otro lado nada inusual cuando una mujer de más de 90 años se empeña en vivir sola y sus hijas no insisten lo suficiente para cuidarla.

Mi padre comió a toda prisa para ir al hospital...yo le admiro por lo buena persona que es, por poder olvidar y seguir viendo en esa mujer a su madre, pero no puedo soportar como le utilizan, sé que no puedo echarle la bronca, pero creo que ha llegado el momento de volver a poner las cosas en su sitio, tendré que llamar a sus hermanas, recordarlas que esa señora que se dice madre no cuidó de su hijo, lo echó a la calle y que ellas fueron cómplices de su acción, ya que nada hicieron por cambiarla, nada hicieron por ayudarnos. Esa señora atendió la casa  y cuidó a las hijas de su hija, así que, que sean ellas las que la cuiden ahora, cuando mi abuela enfermó fuimos mi madre, mi hermano y yo los que la atendimos y cuidamos, justo era por tantos años en los que se había ocupado de nuestro bienestar.

Sé que voy a perder los nervios, que voy a pasar un mal rato, que voy  a sufrir y quizá a hacer sufrir a mi padre, pero ya estoy harta de que nos tomen el pelo, de que encima se crean que somos nosotros los que hicimos mal, los que "no les hemos hablado" todos estos años.

Esta mañana desahogándome con una amiga me ha dicho que mejor perdonar y olvidar, que si no me da pena...que es una persona mayor... no puedo perdonar porque no me han pedido perdón, porque nunca han reconocido que hicieron mal, no puedo olvidar porque no me han dejado hacerlo, porque no se cansan de recurrir a mi padre cuando nunca se han preocupado por él, mi madre y yo tratamos de tenerlo entre algodones, de cuidar su corazón, su asma, de que no tenga alteraciones...y ellas se encargan de ponerle nervioso, de estresarlo, hoy al salir a toda prisa otra vez al hospital se ha dejado las luces encendidas de casa, la puerta del coche abierta ... ¡no se lo merece!

No sé como hacer para que comprendan que no es su sirviente, ni su taxista, ni tiene porqué ocuparse de quien no se ha ocupado de él, ni de mayor ni de niño, porque lo mandaron primero con su abuela y luego interno con los curas.

No quiero hacerle sufrir....


1 comentario :

mamá de un bebote dijo...

ey nena, lo que cuentas es muy duro y no me extraña que lo pases tan mal con este tema. pero quizás no deberías meterte y dejar que tu padre haga lo que su corazón le dicte. me da, por lo que cuentas que es una bellíisma persona, quizás le hagas sufrir si te metes por medio. Él ayuda a su madre con gusto, porque tiene 90 años, y debe tener tu padre un corazón tan grande que no es hombre de albergar rencores. quizás le lastimes si avivas heridas del pasado y si interfieres en la relación con sus padres. Piénsalo un poco reina para no precipitarte ni actuar muy en caliente