Hoy empieza el otoño, aún no hemos cogido rutina ya que en septiembre el horario del cole no es el definitivo y además este año va a haber unos cuantos cambios. El niño va a empezar a ir a fútbol, le hace mucha ilusión, aunque no sé si tanta como al resto de los hombres de mi vida, mi marido, mi hermano y sobre todo a mi padre, que está deseando llevarle y verle jugar.
La nena ha empezado a tomar cereales y en unos pocos días tendremos que armarnos de paciencia para darla fruta, no come mejor, sigue prefiriendo por encima de todo, la teta de mami, da igual que lo intentemos con bibe o con cuchara, con una tetina o con otra, tiene una habilidad especial para echar de la boca lo que queremos darle.
El pediatra finalmente nos mandó al especialista de digestivo del hospital, una Dra encantadora, seria pero amable, nos dijo que no nos iba a engañar, que si nos tenía que dar un disgusto, nos lo daría, que remedio, pero que ella veía a la niña fenomenal, sí, en un percentil bajo de peso, pero nomal de talla y sobre todo de perímetro cefálico, que es lo que finalmente importa, que su cerebro se desarrolle perfectamente. Se había estudiado la historia clínica de cuando mi niña había estado ingresada en neonatología, lo cual me dió mucha tranquilidad y sobre todo confianza en su profesionalidad.
Me hizo algunas preguntas y estuvo muy atenta a todo lo que la iba diciendo, yo había preparado una excel (deformación profesional, sí, lo reconozco) con todos los pesos de mi niña ordenados por fecha, con las correspondientes ganancias ponderales de una vez a otra y las acumuladas mensuales, así como todas las incidencias en estos 5 meses, el ingreso, el alta hospitalaria, la analítica de orina con resultado negativo...basta decir que se quedó con mi hoja para el historial.
Nos dió indicaciones para que empezaramos a darle cereales con gluten y en más cantidad en las tomas en las que no le doy pecho. Me animó a seguir con la lactancia materna el tiempo que pudiera, sin presiones, sin agobios. Me pareció una persona realista y sobre todo práctica, a ver, si yo soy pequeñita, obviamente no voy a tener una hija pepona, se mostró gratamente sorprendida de la vivacidad de la niña y lo despierta que era, durante la exploración que la hizo, la nena no lloró y estuvo muy atenta a todo lo que veía en la consulta que era nuevo para ella. Nos citará para que volvamos en un mes, para ver la evolución de nuestra chiquitina.
Me preguntó por el pediatra que teníamos, resulta que hizo la residencia bajo sus órdenes y me sorprendió cuando en respuesta a mi comentario sobre que me había hecho sentir agobiada, me dijo que si ese pediatra no me hacía sentir cómoda, que me cambiara a otro. Sin más...
Todo el mundo coincide en que la niña es muy despierta y espabilada para su edad, prácticamente no llora, duerme un montón, está siempre con una sonrisa en los labios y pendiente de su hermano. Voy a tomarme las cosas con más calma y como dice una amiga de mi madre a no inventarme enfermedades, que ya están todas inventadas.
En octubre me cambian de proyecto, lo cual implica un cambio de horario, voy a poder pasar algunas tardes a la semana en casa, disfrutando de mis hijos, que el tiempo vuela y antes de que me de cuenta mi nena dejará de ser un bebé.
Este año el otoño se presenta lleno de expectativas, con la ilusión de irme de compras con mis amigas para renovar vestuario, que el año pasado con la barrigota no me pude comprar nada bonito y hacer una cena en casa.